La perfecta simetría
No existían experimentos que lo avalaran. Nadie lo había
imaginado antes. Pero él, Luis De Broglie, séptimo duque de Broglie, dejándose
llevar por la belleza de una simetría perfecta, se atrevió a plantear lo que
parecía imposible:
La materia también es una onda.
Había estado meditando.
…Todo lo que existe en nuestro universo es luz o es materia. Si la luz es
una onda y se comporta a veces como materia...la materia ¿se podría comportar
también como una onda?
Y su meditación le llevó a concluir un postulado
absolutamente revolucionario: Toda partícula de materia en movimiento lleva
asociada una onda.
Y lo escribió en su tesis doctoral en 1924.
Incluso se atrevió, mediante una sencilla fórmula, a
calcular la longitud de onda de la oscilación de la materia.
La longitud de onda λ
de una partícula de masa m y
velocidad v se puede obtener así:
λ = h/mv
= h/p (Relación de De Broglie)
donde p es el
impulso o cantidad de movimiento p = m
v y h es la constante de Planck.
Tres años más tarde, Clinton Joseph Davisson y Lester
Halbert Germen
lanzan electrones contra una rejilla cristalina y obtienen un patrón de
interferencia que sólo lo pueden producir las ondas.
En 1929 Luis De Broglie recibe el premio Nobel “por su descubrimiento de la naturaleza
ondulatoria de los electrones”.
Los electrones, los protones, los neutrones, los átomos, las
moléculas…
Nosotros.
Sí, también nosotros somos un mar de olas invisibles en el
inmenso océano que forma el universo.
Una partícula está localizada.
Pero una onda se extiende sin fin en el espacio-tiempo.
Luis De Broglie nos liberó de una pesada carga.
El Uróboros: La serpiente que se muerde la cola
El electrón es una partícula con masa, con carga eléctrica,
con impulso p. Tenía todo lo que una
partícula material pudiera desear. ¿Quién podría imaginar que quisiera ser una
onda?
Habíamos visto, en el átomo de Bohr, que el electrón sólo
podía circular por unas determinadas órbitas.
Pero Bohr no sabía porqué.
Afirmó que el momento angular del electrón (L) está cuantizado y sólo estarían
permitidas las órbitas que respondieran a esa cuantización.
L= n h/2π
donde L =
m v r
Esa cuantización estaba gobernada por el número entero n.
El radio r de la
órbita debía ser tal que fuera un número entero de veces “algo”:
r = n
veces“algo”
Pero… ¿qué es ese “algo” y por qué?
La deducción que viene a continuación os la podéis saltar, pero
no me resisto a ponerla por ser muy sencilla y por si a alguien le pudiera interesar:
Bohr había dicho :
L= n h/2π
Como L
es igual al producto m v r
Obtenemos m v r = n
h/2π
Pasamos el m v al
segundo miembro y el 2π al primero
Y se obtiene 2π r = n h/m v o también
2πr = n
h/p
Y aquí, es donde entra la genialidad (y el atrevimiento) de
De Broglie.
Postula que el
electrón es una onda cuya longitud de onda es λ = h/p
y lo sustituye en la expresión anterior.
Y por tanto llega a
2πr = n λ
Recordemos que 2πr
es la longitud de una circunferencia. Esta circunferencia es la órbita que
recorre el electrón. ¡Y ha de ser igual a n λ!
Esto quiere decir que si el electrón es una onda, la
longitud de la órbita que recorre ese electrón no puede ser cualquiera. Esa
órbita debe tener una longitud tal que se corresponda con un número entero
de veces la longitud de onda del electrón.
Porque si no, al cerrar la órbita la onda se autodestruiría.
La respuesta a la pregunta ¿por qué el electrón elige una determinada órbita? es simplemente (?): porque el electrón no es “realmente” una partícula
como creía Bohr y como creía todo el mundo hasta ese momento. El electrón, en
el átomo, es una onda.
Y una onda, con una determinada longitud de onda λ, no “cabe” en cualquier sitio.
Necesita una órbita en cuya longitud (2πr ) quepa un numero entero de
longitudes de onda. Es decir, un número entero de ciclos.
Veamos la figura siguiente. Se trata de un caso en que la órbita,
una circunferencia, tiene una longitud
de 2.5 λ. Un caso en que n no es un número entero
Al tratarse de una circunferencia, tenemos que cerrar la
órbita conectando el final de la onda con su inicio. Vemos que el resultado con
el tiempo es una onda nula.
La serpiente se engulle a sí misma por la cola.
Órbita
prohibida
Sin embargo, en la figura siguiente vemos el caso en que n vale
2, es decir, es un número entero y el resultado es una onda estacionaria.
Órbita permitida
Este es el misterio de la cuantificación de las órbitas del
electrón en el átomo:
El electrón, en el átomo, es una onda estacionaria.
No es una partícula. Es una onda.
No es una partícula. Es una onda.
Hemos perdido al electrón. Ahora el electrón se encuentra “extendido”
a lo largo de toda su trayectoria. No podemos decir dónde se encuentra. No
tiene sentido.
No es algo que se mueve.
Él es el movimiento.
La ola que nos mece
Ahora sabemos que estamos hechos de ondas. De multitud de ondas
superpuestas. Cada electrón de cada átomo es una onda. Cada protón, cada
neutrón del núcleo, es una onda.
Una onda similar a la de la figura:
Onda
¿Y por qué no percibimos esas ondas?
La culpa la tiene, como siempre, la constante de Planck.
La constante h tiene
un valor muy, muy, pequeño, lo que hace que la longitud de onda sea también
muy, muy pequeña.
Si observamos la relación de De Broglie, λ =
h/mv , vemos que cuanto mayor es la masa m
de una partícula, su longitud de onda es menor. Y, a su vez, cuanto menor es la longitud de
onda de una oscilación, más difícil es detectar que se trata de una onda.
Observa las tres figuras siguientes. Las tres pertenecen a
la misma onda pero de una a otra hemos ido haciendo su longitud de onda mucho
más pequeña (hemos aumentado su frecuencia). En la última hemos perdido la
percepción de que se trata de una onda. Aparece como un continuo.
Ahora te dejo que lo pienses.
El hilo de Ariadna
Habíamos comenzado esta serie de artículos hablando de la
controversia entre Newton y Huygens sobre
la naturaleza de la luz. Para Newton era corpuscular y para Huygens la luz era
una onda.
Sabemos, por los experimentos de Young y Fresnel, que la luz
se comporta como una onda. Maxwel estableció sus ecuaciones considerando que la
luz era una onda. Y las ecuaciones de Maxwell se cumplían a la perfección.
Sin embargo, Planck tuvo que “cuantificar” la energía de la
luz, dividirla en trocitos o paquetes para poder explicar la radiación del
cuerpo negro. Einstein, a esos cuantos de energía les dio entidad corpuscular y
explicó el fenómeno fotoeléctrico.
Pero entonces… ¿la luz es una onda o está compuesta por
partículas?
La luz ¿es onda o es materia?
Ahora, Luis De Broglie nos ha fabricado un nuevo laberinto.
Ya no nos preguntamos sólo si la luz es una onda o si está
compuesta de partículas. Tendríamos que hacernos esa misma pregunta también con
la materia.
Antes, en el universo, todo era luz o materia. Ondas o partículas.
Ahora el universo está compuesto por “algo” que es onda y
partícula a la vez.
Y unas veces ese "algo" se manifiesta como onda y otras como partícula.
Y unas veces ese "algo" se manifiesta como onda y otras como partícula.
Por tanto, la pregunta sería entonces ¿qué es la realidad?
Necesitamos el hilo de Ariadna.
Contraria sunt complementa
Hemos estado utilizando unas veces el verbo “ser” y otras
veces el verbo “comportarse”.
La luz ¿es una onda o se comporta como una onda?.
La materia ¿es una onda o se comporta como una onda?.
Hasta Luis De Broglie el universo entero estaba constituido
por luz y materia.
Las partículas, como los electrones y los átomos, hasta ese
momento habían sido considerados como materia.
Ahora la materia, al igual que la luz, se puede manifestar
como una onda.
No es Ariadna sino Niels Bohr quien nos ofrece un primer hilo: su
Principio de Complementariedad.
La realidad no es ni onda ni corpúsculo. Sino ambas cosas. Ambos
aspectos son complementarios y conforman esa realidad. Pero su verdadera
naturaleza no podemos llegarla a conocer. Sólo podemos interactuar con ella y
estudiar los resultados. “Si la realidad
manifiesta uno de sus aspectos, el otro permanece oculto”.
Si preparamos un experimento para demostrar que la luz es
una onda obtendremos que la luz es una onda.
Si preparamos un experimento para demostrar que la luz está
formada por corpúsculos, obtendremos que la luz está formada por corpúsculos.
La realidad ha dejado de ser objetiva. La realidad es función
del observador. La realidad no existe como algo independiente del observador.
Bohr niega que se pueda llegar a conocer la realidad. No
podremos saber cómo es esa realidad. Sólo cómo se comporta cuando interactuamos
con ella.
No sabemos qué es,
sabemos cómo se comporta.
Estas ideas dieron lugar a una línea de pensamiento que se dió
en llamar interpretación de Copenhague
y provocaron un verdadero cisma filosófico.
Einstein no aceptaba esta interpretación. No aceptaba que no
existiera una realidad objetiva independiente del observador. Tampoco aceptaba
otros aspectos de la cuántica que iremos desvelando en próximos artículos.
Bohr y Einstein comenzaron una serie de debates que se
hicieron muy famosos. Eran dos concepciones absolutamente diferentes del
universo. El problema para Einstein era que, aunque le parecieran absurdas
ciertas ideas, a Bohr le salían muy bien las cuentas.
Dedicaremos próximos artículos a estos temas, porque forman
la base de las nuevas ideas y conceptos, absolutamente mágicos, de la nueva Física
Cuántica.
Epílogo
No es una partícula que oscila.
La partícula es la oscilación.
La partícula es la oscilación.
Lo que no era vacío ahora sabemos que es onda
¿Somos ondas que vibran en un vasto vacío?
Si fuéramos una oscilación…
¿qué es exactamente lo que oscila?
¿Existe de lo que estamos hechos?
“Por la fe entendemos
haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”
(Hebreos 11:3)
Desde siempre he admirado tu espiritu de trabajo y dedicación y no por ello dejas de asombrarme. Enhorabuena.
ResponderEliminarNo obstante disiento en las conclusiones finales; decir que la materia y las ondas estan intimamente asociadas es como decir que el grafito tiene diamantes pequeñitos. Lo unico en comun es que estan formados de carbono. Nada más.
La materia , las ondas y los campos son formas (vectores mas bien) de la energía. Según la densidad energetica tendrá prevalencia una forma u otra. Todo es energía. Incluso el pensamiento mismo. Y tambien éste último punto.
Gracias por tu comentario, amigo Javivi. No obstante, respecto a las conclusiones finales creo que podremos estar de acuerdo; pero en este blog me he propuesto, empezando desde el principio de la Cuántica, llegar a esas conclusiones paso a paso. En esta entrega hablamos de la idea de De Broglie. En las siguientes hablaremos qué significan realmente esas ondas, hablaremos de Heisenberg y Schrödinger, e incluso de David Bohm y nos iremos acercando (o alejando, quién sabe) cada vez más a la realidad última. Aún es pronto para decir que todo es energía. Aún así todo es cuestionable, como lo cuestiona Hans Peter Dür. Pero lo que me gusta es eso. Que podamos pensar sobre estas ideas y ponerlas en común. Te agradezco de corazón tu comentario.
ResponderEliminarDe nuevo enhorabuena por tu blog. Nos llevas de la mano, paso a paso, a través de la Física Cuántica. Utilizando el hilo conductor de la historia de esta ciencia, nos descubres en cada entrega el razonamiento que ha desembocado en la adquisición de los nuevos conocimientos.
ResponderEliminarEn esta época en la que se ha denostado la Filosofía y prácticamente desaparece de los estudios primarios generales, me planteo si con el conocimiento con mayúsculas ("Sofía" para los clásicos) no ocurre algo similar como con la materia y la energía. Ciencia y Humanidades no son sino dos modos de manifestarse el conocimiento. Los principios físicos que expones me hacen reflexionar de nuevo sobre un pasaje del mito de La Caverna de Platón, "¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?". Nada es lo que parece (o nos parecía a nosotros) en la Física. Nos muestras que la Física Cuántica no sólo ha revolucionado a los científicos, sino nuestra propia forma de plantearnos algo tan consustancial a nosotros mismos como la materia, la energía y el tiempo.
Gracias por hacernos reflexionar y sobre cuestiones tan complejas para un profano y tan imbricadas con las grandes cuestiones sobre lo que realmente somos.
Gracias, Santiago. Efectivamente, creo, como tú, que Ciencia y Humanidades podrían considerarse como formas complementarias del Conocimiento como diría Niels Bohr. Tanto desde una como desde la otra se puede llegar a las mismas conclusiones. En cuanto al mito de La Caverna de Platón, pienso que es una analogía perfecta de lo que nos ocurre, según la Física Cuántica, respecto al conocimiento de la realidad. Lo tenía previsto como una entrada de la próxima entrega.
EliminarVeo que estamos en la misma "onda".
Un abrazo.